Ban Ki Moon a su llegada a Uagadugu (Burkina Faso), primera parada de su gira. / UN Photo/Evan Schneider |
Ha resultado llamativo que los medios españoles, por una vez, rompiesen el silencio en torno al conflicto del Sáhara Occidental e informasen sobre la gira al norte de África con la que el secretario general Ban Ki Moon ha puesto el foco internacional en el estancamiento del plan de paz que la ONU acordó hace 25 años, sin ningún resultado. Hasta la televisión pública RTVE, que a través del canal internacional se escucha alta y clara en Marruecos, ha informado de esta visita histórica, sin omitir la pataleta intolerable del Gobierno del reino alauita ante la iniciativa de Ban Ki Moon, incluyendo la actuación ofensiva con la que, desde Rabat, se ha acusado al máximo responsable de Naciones Unidas de faltar a la neutralidad y objetividad.
Por eso, no me propongo volver a enumerar los hechos de esta gira que es fácil rastrear en la prensa y de los que ya hablé en mi último programa en Radio El Vórtice. Pero sí creo que puede ser útil reflexionar sobre algunos datos que no encontré en los relatos españoles sobre esta importante iniciativa onusiana. Por ejemplo, resulta curioso que en las varias crónicas de la enviada especial de RTVE nunca apareciese la imagen del avión de las fuerzas aéreas españolas que el Gobierno en funciones de Rajoy puso a disposición de Ban Ki Moon para realizar la gira que, de hecho, arrancó en Madrid.
El muro que divide el Sáhara Occidental desde el avión / UN Photo/Evan Schneider |
Las crónicas han mencionado sólo de pasada que Ban Ki Moon también visitó Argel, donde fue recibido por el presidente Abdelaziz Bouteflika. Menos aún (o incluso nada) se ha dicho de las escalas que hizo en Mauritania y en Burkina Faso. Así como el papel de Mauritania es clave en el conflicto, resulta más difícil explicar la parada en Burkina Faso en el puro contexto de las gestiones para desbloquear el conflicto sahariano, ya que hasta ahora no se le conoce al Gobierno en este país ningún papel en la cuestión más que el de ser uno de los pocos del continente africano con los que la monarquía alauita mantiene cordiales relaciones tras su espantada de la Unión Africana.
Las comunicaciones de la ONU explican la inclusión de este país en el viaje de Ban Ki Moon con la prioridad que tiene para la ONU garantizar la seguridad y la paz neutralizando la amenaza islamista en todo el entorno sahariano-saheliano. En este contexto, sí tiene sentido la escala en Uagadugu dado el destacado papel que Burkina Faso está teniendo en la lucha contra el terrorismo yihadista en el Sahel –que ha golpeado este país en varias ocasiones– y, en especial, en el contexto de la misión de la ONU para Mali (MINUSMA).
Recibiendo al secretario general de la ONU en los campamentos. / UN Photo/Evan Schneider |
Otro momento de la visita a los territorios liberados. / UN Photo/Evan Schneider |
Por el momento, la visita del secretario general ha servido de valioso balón de oxígeno para la dirección polisaria que intenta neutralizar la presión de los jóvenes a favor de la vuelta a las armas. Pero hay un incidente, ocurrido durante la visita de Ban Ki Moon en el lado polisario del Sáhara Occidental que ilustra que no hay que contar con que sus efectos sean duraderos. Me refiero a las pedradas que un grupo de jóvenes saharauis lanzaron contra el vehículo en el que viajaba Ban Ki Moon y que le obligaron a suspender una reunión con estudiantes. La prensa española no ha aireado el asunto. Sí lo han comentado la prensa marroquí y la argelina. Según el relato del diario argelino El Watan, el propio Ban Ki Moon se refirió a lo ocurrido en una rueda de prensa en la que dijo comprender la reacción de los jóvenes que en su opinión habían expresado un sentimiento de cólera ante el olvido e indiferencia del mundo ante su penosa situación.
Seguramente, al referirse a la "complacencia" del secretario general con el Frente Polisario, el Gobierno marroquí tenía presente este episodio. Pero, también hay que decir, que el empleo por Ban Ki Moon del término “aplazamiento” a la hora de explicar por qué había renunciado a viajar a El Aaiún, refleja la buena voluntad del secretario general también con la intolerable actitud de la diplomacia alauita.
Ban Ki Moon con el presidente Mohamed Abdelaziz. UN Photo/Evan Schneider |
Es evidente que en Rabat no deberían quejarse ya que Ban Ki Moon le ha hecho un gran favor a Mohamed VI eludiendo
que la razón del aplazamiento de su visita fue una prohibición marroquí: en una situación en la que Marruecos no tiene la soberanía, ni la administración “de iure” (que para eso la ONU sigue reconociendo a España como la potencia administradora legal del territorio), reconocer que los ocupantes impiden la visita del secretario general de la ONU debería automáticamente generar una reacción del Consejo de Seguridad de la ONU.