El dictador Teodoro Obiang
El dictador Teodoro Obiang. |
En una entrevista concedida a Luis del Pino en esRadio (aquí tenéis la primera parte y también la segunda), el dirigente ecuatoguineano ha aclarado la confusión que siguió al juicio que, tras cinco años de espera, iba a celebrarse el pasado 14 de enero. Lo que vino a decir es que el supuesto alijo de armas hallado en el interior de un coche en Sagunto, que sirvió como prueba para que lo acusaran de organizar un tráfico de armas cuyo objetivo se suponía era derrocar y asesinar al dictador Obiang, fue el epicentro de una siniestra trama construida a golpe de muchas mentiras. Por ejemplo: se dijo en un principio que el coche que debía embarcar rumbo a Malabo llevando las armas ocultas en su interior, era suyo; pero Moto asegura que jamás tuvo vehículo propio en España, en los más de treinta años que lleva viviendo en este país como exiliado político.
Otro dato interesante es la explicación que vino a dar Moto de por qué, al final, aceptó el trato que le ofreció la justicia para que aceptase reconocer su culpabilidad en un delito de tenencia ilícita de armas, pese a que los gravísimos cargos de tráfico de armas e intento de asesinar a Obiang ya habían ido cayendo a lo largo de un farragoso proceso judicial. Se supone que, de esta manera, Moto aceptó cierta relación con las armas halladas en el coche que, subrayó en el programa radiofónico, no era suyo y que colocaron en su interior peones de sus poderosos enemigos. ¿Qué enemigos? No lo aclaró pero dijo que las manos españolas y/o guineanas que participaron en la trama, una de las varias, organizadas en España para acabar con sus actividades políticas, obedecieron a los poderosos amigos con los que cuenta Obiang en las altas esferas del poder español.
Lo que vino a decir el dirigente opositor es que el 14 de enero aceptó en el juzgado la salida más fácil que le ofrecieron para librarse de un asunto impregnado por un “olor podrido a política”. Lo hizo con tal de recuperar el pasaporte que había tenido que entregar para no tener que esperar hasta el juicio en una celda de la cárcel de Navalcarnero, como suele tener que hacer todo ciudadano con cuentas pendientes con la justicia.
Se supone que al haberse zanjado judicialmente la cuestión, libre de la acusación de supuesto organizador de conspiraciones e intentos de magnicidio, la que podría haberle costado varios años de cárcel, debería haber recuperado el pasaporte. Ya no hay peligro de que intente escapar a un eventual castigo de la justicia ya que el delito de tenencia ilícita de armas conllevaba seis meses de cárcel que no cumplirá. Pese a ello, "problemas burocráticos" han impedido, al parecer, que recupere esa libertad de movimientos que necesita su actividad política. En cualquier caso, aunque se resolviese la cuestión en los próximos días, poco margen le quedaría a Moto para recuperar el tiempo perdido de cara a las inminentes elecciones guineanas.
Moto atribuye sus males a los muchos odios que ha cosechado en el PSOE. Efectivamente, cuando surgió el caso del alijo de armas de Sagunto gobernaba Zapatero y era ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos que sigue viajando a Malabo en condición de gran amigo de Obiang. Pero, ahora que lleva las riendas el PP que, según el PSOE, le mima y le quiere, ¿dónde está su pasaporte?
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