Seguro que el opositor ecuatoguineano Severo Moto le ha pedido a los Reyes un pasaporte. El líder del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial lleva casi cinco años reclamando al Gobierno de España un documento de viaje y su petición ha sido incluso objeto de preguntas parlamentarias como la que formuló recientemente UPyD. Melchor, Gaspar y Baltasar no lo tienen nada fácil ya que el próximo día 14, Severo Moto tendrá que afrontar un juicio en Valencia en relación a ese extraño asunto
del tráfico de armas por el que en 2008 pasó cuatro meses y cuatro días
encerrado en la cárcel de Navalcarnero hasta que fue liberado a cambio del pago
de una fianza de 10.000 euros.
Desde entonces el caso ha permanecido sin solución
definitiva, perdido en un inexplicable laberinto judicial, lo cual resulta
sorprendente se mire por dónde se mire. Se acusó a Severo Moto de ser el
responsable del envío de las armas con destino a Malabo (dos fusiles y un pistolón) ocultas en el interior de un
coche de desguace que fue cargado en un barco que zarpó de Sagunto. Se supone que con estas armas los miliantes de su partido iban a poner en marcha un golpe de estado para derrocar al presidente Teodoro Obiang, con el que pocos tiranos pueden competir en crueldad y despostismo.
Nunca se aclaró cómo fue que, en un tema sobre el que había secreto de sumario, se produjo una filtración que sirvió para informar al dictador de este paraíso petrolero de que en España se le había salvado de un grave peligro desestabilizador. Lo dramático es que quien filtró la información, incluso le proporcionó al régimen guineano el nombre del destinatario en Malabo de la peligrosa mercancía, Saturnino Nkono un militante del Partido del Progreso de Moto que fue acto seguido detenido y asesinado por los esbirros de Obiang con un ritual de macabro salvajismo.
Nunca se aclaró cómo fue que, en un tema sobre el que había secreto de sumario, se produjo una filtración que sirvió para informar al dictador de este paraíso petrolero de que en España se le había salvado de un grave peligro desestabilizador. Lo dramático es que quien filtró la información, incluso le proporcionó al régimen guineano el nombre del destinatario en Malabo de la peligrosa mercancía, Saturnino Nkono un militante del Partido del Progreso de Moto que fue acto seguido detenido y asesinado por los esbirros de Obiang con un ritual de macabro salvajismo.
El abogado Francisco
Fernández Goberna intentó forzar a los jueces de la Audiencia Nacional a
investigarlo. Pero, desgraciadamente, el letrado falleció y el asunto fue
pasando por varios jueces de la Audiencia Nacional sin que ninguno intentase poner luz en el misterio. Eso sí, en esta instancia que se ha hecho famosa por perseguir a los
violadores de los derechos humanos, el que siguió estando acusado de ser un
peligro para la seguridad y la paz fue Severo Moto y no Obiang que, en cambio,
está siendo investigado en Francia y Estados Unidos por el expolio de su
pueblo. Luego, el juez Andreu se inhibió, lo que daba paso a que se encargasen
del caso Moto los jueces de lo penal de Valencia, punto de origen del supuesto tráfico de
armas a Guinea.
Pasaron así casi cinco años y Severo Moto sigue pendiente de una sentencia definitiva. Si el próximo día 14
los jueces deciden que es un tipo peligroso volverá a la cárcel. Pero a él
parece preocuparle más otra cuestión, la de la devolución de su pasaporte.
Mientras su causa esté pendiente, no podrá volver a viajar al extranjero, lo
que ha restringido notablemente sus actividades opositoras contra Obiang
convirtiéndole, dice él, en un muerto en vida en términos políticos.
Moto asegura que en el juicio en Valencia va a defender su inocencia hasta el final pero que, mejor correr el riesgo a pasar el resto de su vida entre rejas, que renunciar a su sueño de volver a Guinea Ecuatorial. No le tiene miedo a una sentencia adversa, sino a un nuevo aplazamiento de la justicia española cuya lentitud ha tenido un claro beneficiario: el dictador Teodoro Obiang. A ver qué pueden hacer con este entuerto, Melchor, Gaspar y Baltasar...
P. D. La foto es de Ricardo Aznar que retrató a Severo Moto en Madrid tras un acto público en el que el opositor reclamó la devolución del pasaporte.
Moto asegura que en el juicio en Valencia va a defender su inocencia hasta el final pero que, mejor correr el riesgo a pasar el resto de su vida entre rejas, que renunciar a su sueño de volver a Guinea Ecuatorial. No le tiene miedo a una sentencia adversa, sino a un nuevo aplazamiento de la justicia española cuya lentitud ha tenido un claro beneficiario: el dictador Teodoro Obiang. A ver qué pueden hacer con este entuerto, Melchor, Gaspar y Baltasar...
P. D. La foto es de Ricardo Aznar que retrató a Severo Moto en Madrid tras un acto público en el que el opositor reclamó la devolución del pasaporte.
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