No está mal, la idea de celebrar la XXII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estados y de Gobierno con el telón de fondo del Bicentenario de la Constitución de Cádiz (La Pepa), rescatando el mérito histórico que fue la elaboración de una constitución democrática ejemplar para la Europa que en 1812 seguía en lucha contra el absolutismo del antiguo régimen y con la participación de 60 representantes de las que todavía eran colonias iberoamericanas. Pero llama la atención el privilegio dado a Marruecos en un evento volcado en la hispanidad y que, en cambio, se haya hecho caso omiso de los pueblos de Guinea Ecuatorial y el Sáhara Occidental, los únicos en el continente africano que se aferraron con lealtad y pasión a la lengua y cultura española.
En el caso guineano podría aducirse que la tiranía de Obiang no va a juego con los valores que alumbraron La Pepa y que tan decisiva influencia tuvieron para las independencias al otro lado del Atlántico. Pero, Marruecos, un país donde los jueces permiten que los presos políticos sean apaleados incluso en el tribunal, tampoco es ejemplo digno de La Pepa.
En cualquier caso, la Cumbre Iberoamericana ha coincidido este mes con el 44 aniversario de la incorporación de este pequeño país como miembro de pleno derecho de Naciones Unidas (el 126 de 193). El 12 de noviembre de 1968 (la independencia había sido proclamada el 12 de octubre), el representante ecuatoguineano ante Naciones Unidas, Saturnino Ibongo se había convertido en el primer delegado africano que intervenía en español ante un pleno de la ONU. En su discurso inaugural, Ibongo dedicó un especial saludo a los países hispanoamericanos y los lazos comunes de idioma y cultura”.
“En América, nuestra ex potencia administradora, España, se fundió y creó lo que un sociólogo mexicano ha llamado la raza cósmica", dijo Ibongo. "Nosotros, al participar en el ámbito cultural de la hispanofonía, sin perder nuestra auténtica personalidad africana, la enriquecemos haciendo de ella una de las fuerzas humano-culturales más comoscéntricas del globo, al extenderse sobre cuatro continentes. Esto no puede ser un estribillo lírico. No es una nostalgia; es una esperanza, un ariente para el futuro. Queremos ser el puente de Iberoamérica hacia África”.
Pocos meses después Ibongo murió torturado por el primer presidente Macías, tío del actual dictador Teodoro Obiang, con cuya complicidad exterminó a toda una generación de intelectuales en nombre del antiespañolismo. Desde entonces, lucha por la libertad y defensa de la hispanidad han ido de la mano en la causa por la democracia de un pueblo con un sufrimiento a sus espaldas tan inmenso como su riqueza petrolera. Su heroica contribución a las "afinidades culturales y linguïsticas" de la Cumbre Iberoamericana (las que se supone Marruecos ha cumplido para poder ser observador), bien hubiese merecido una mención de apoyo en Cádiz.
P.D. En la foto, Saturnino Ibongo y el embajador Jaime de Piniés al izarse la bandera de Guinea Ecuatorial en Naciones Unidas, el 20 de noviembre de 1968. / UN Photo/Teddy Chen
Por cierto, para quien lo haya leído y se queje de mi escasa producción, aquí va una colaboración para Espacios Europeos de mi cosecha:
2 comentarios:
¡Qué paradoja! Marruecos, el país que pretende extirpar cualquier huella de la presencia española en el Sáhara Occidental invitado a la Cumbre Iberoamericana.
Pues sí querido Francisco, un país que quiere borrar toda huella española en el Sáhara Occidental después de no haber dejado ni los rabos de ello en el Rif, Sidi Ifni y Tarfaya donde cambió el español por el francés en cuanto los españoles salieron por la puerta.
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