Hillary Clinton y Abdelaziz Buteflika.
Foto: Embajada de EEUU en Argel.
Hillary Clinton estuvo el
lunes en Argel donde se entrevistó (por segunda vez desde que es ministra) con el presidente Abdelaziz Buteflika. Según
la agencia France Presse (AFP), y la prensa española y marroquí que reprodujeron esta versión, la visita de la secretaria de Estado norteamericana tuvo como objetivo presionar al Gobierno argelino para que dé su apoyo a la intervención
internacional en Malí. ¿Hubo realmente presión de los EEUU en Argel como ha
aireado la agencia pública de noticias francesa?
En realidad, decir que se
insta a Argelia a que apoye la intervención da por implícito que este país se
sigue oponiendo a la intervención, lo cual no es cierto. El Gobierno argelino
ha acatado en sus recientes declaraciones la resolución 2071 aprobada por el
Consejo de Seguridad de la ONU el pasado día 12 que toma en consideración la
propuesta francesa para que se intervenga en el país vecino con el que Argelia
comparte una frontera de unos 1.400 kilómetros. Otra cosa, es que en Argel
sigan mostrándose escépticos sobre una intervención militar que, dicen allí,
podría empeorar la situación, en lugar de mejorarla, si antes no se resuelve el
problema que dio origen al conflicto: el de las reclamaciones de la comunidad
tuareg que declaró la independencia del Azawad.
En cualquier caso, un repaso
a los comunicados del departamento de Estado no refleja que haya graves
discrepancias entre Washington y Argel en relación a la cuestión de Malí, ni
que Clinton fuese en son de bronca a su encuentro con Buteflika, como da a
entender la AFP, para dar un enérgico respaldo a la posición de Francia,
potencia instigadora de la intervención africana.
En la nota que el
departamento de Estado publicó sobre este encuentro, se subraya que tanto el
presidente argelino como la secretaria de Estado estuvieron de acuerdo en que
es necesario trabajar en el marco de la cooperación que EEUU y Argelia vienen
desarrollando en la lucha contra el terrorismo para ayudar al Gobierno de Malí
a hacer frente, con la ayuda de la ONU y la Unión Africana y la Cedeao, a los peligros contra la seguridad, es
decir los grupos terroristas que han proliferado a raíz de la la secesión
tuareg del norte de Malí.
Lo más interesante, sin
embargo, es que el departamento de Estado también ha subrayado que ambos
estuvieron de acuerdo sobre “la necesidad de asegurar que el proceso político
dentro de Malí resuelva la legítimas demandas de las fracciones más moderadas
de los tuaregs con el fin de que puedan ver su futuro dentro de un estado
democrático y unitario de Malí y se reduzca el espacio de acción de los
extremistas”. Es decir, Clinton ha dado un buen espaldarazo a las tesis de
Argelia frente a la tajante negativa de Francia que no distingue entre los
grupos tuaregs que declararon la independencia del Azawad y que rechazan el
yihadismo, de las bandas adheridas a Al Qaeda.
El encuentro entre Clinton y
Buteflika abría ayer la web del Departamento de Estado como evento destacado
con un epígrafe en el que la propia secretaria de Estado, subraya su agradecimiento a la
oportunidad que el presidente argelino le dio de conversar “a fondo” sobre la
cuestión maliense y alaba sus análisis al respecto “basados sobre su larga
experiencia y los muchos y complicados factores que hay que tener en cuenta
para hacer frente a la inseguridad interna y la amenaza terrorista en Malí”.
Si nos atenemos a los
comunicados oficiales, no sólo no
hay rastro de la versión de France Presse sino que, por el contrario, parece
que haya sido Buteflika el que ha convencido a Clinton, y no lo contrario. Tanto,
que hoy en la prensa argelina celebraban con optimismo que quizás los franceses
no vean cumplidos sus previsiones de que “habrá intervención en Malí en unas
semanas”.
P.D. Un apunte sobre el
Sahara. Otro dato a tener en cuenta
sobre el juego de EEUU en el norte de África: a diferencia de la anterior visita de Clinton a Argel, esta vez, la secretaria de Estado no ha hecho escala
en Rabat, ni siquiera de forma simbólica. Mientras en Argel Buteflika recibía
el reconocimiento de Washington a su sabiduría y cooperación en la lucha contra
el terrorismo, en Rabat el lunes tenían que tragar el sapo del comienzo de la visita
del embajador norteamericano, Christopher Ross, el enviado especial del
secretario general de la ONU para el Sáhara Occidental con el que intentaron,
sin lograrlo, la misma jugada que hicieron con su antecesor estadounidense en
el mismo cargo (el exsecretario de Estado James Baker), al que obligaron a
dimitir. Tras haber sido cuestionado por Rabat, Ross ha salido tan airoso que
hoy iniciaba una visita en el Sáhara ocupado. Los saharauis tienen planeado darle un gran
recibimiento en El Aaiún, especialmente
en el emblemático (para la lucha por la independencia) barrio de Maatala, desafiando
el miedo a las posibles represalias de las fuerzas de ocupación marroquíes.