Una mirada a África como tablero de la geopolítica internacional
viernes, 20 de abril de 2012
Los "acuerdos de Madrid" y el silencio promarroquí de la ONU
Manifestación por el Sáhara en Madrid, en el aniversario de los "Acuerdos de Madrid (2008)
Foto: Ricardo Aznar.
La diplomacia del Frente Polisario considera un avance alentador que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon haya denunciado que Marruecos está socavando la MINURSO, la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental. El que Marruecos y Francia, su gran aliada, consideren “incendiaria” la actitud del secretario general, parece confirmar este optimismo. Pero ello deja a la población saharaui con una amarga conclusión: tras veinte años de esperar a que la MINURSO haga su trabajo, su único consuelo es que en la ONU parece que van a dejar de blanquear el comportamiento gamberro del Estado marroquí. Puesto que en la ONU, como dijimos, sabían quién torpedeaba el plan de paz desde 1991, ¿quién es el culpable del silencio cómplice mantenido hasta ahora a favor de Marruecos?
Hay quien señala a la incapacidad de la ONU por cumplir sus propios principios fundacionales. Hay quien culpa a la incapacidad de la diplomacia polisaria por hacer valer sus intereses. Hay sin embargo, un tercer factor, clave para que se cumplan los primeros dos supuestos: la negativa de España a cumplir con el derecho internacional que la obliga a dar voz a los saharauis en la ONU defendiendo sus intereses, haciendo lo que hizo Portugal con su colonia de Timor Este tras la invasion de Indonesia que obligó a la administración colonial a poner pies en polvorosa por las mismas fechas en que los colonizadores españoles del Sáhara Occidental salieron corriente ante la agresión anexionista marroquí de la provincia número 53.
España ya no está en el Sáhara Occidental, de acuerdo. Pero la ONU dice que sigue siendo potencia administradora del pueblo saharaui de la misma manera en que el Sáhara Occidental sigue siendo, de acuerdo a derecho, un Territorio No Autónomo pendiente de descolonizar. ¿En qué pueden consistir estas responsabilidades españolas sobre un territorio en el que España no está ni va a volver? Pues por ejemplo, hay en estas responsabilidades incumplidas un aspecto clave para el pueblo saharaui: el no poder defender por sí mismo sus intereses ante Naciones Unidas más que en los pasillos de la organización o a través de Estados miembros “amigos” (pero que tienen sus propios intereses) porque el Sáhara Occidental no podrá tener un asiento propio entra la comunidad de Estados hasta que no se celebre el referéndum de autodeterminación con el que el derecho internacional establece debe culminar su descolonización. Hasta entonces, el Sáhara seguirá siendo un Territorio No Autónomo y, para casos como el suyo, son las potencias administradoras las que tienen la representación de los pueblos que tutelan.
De arreglo a derecho, es España quien debería, siguiendo el ejemplo de Portugal con Timor Este, alzar su voz contra la operación de blanqueo en Naciones Unidas del matonismo (como dice el embajador Fran Ruddy) de los invasores marroquíes con saharauis y cascos azules. Es España la voz que debería estar denunciando, haciéndose portavoz del pueblo saharaui, las violaciones de los derechos humanos cometidas contra sus tutelados. Debería ser España la potencia que en la ONU recordase que Marruecos es un okupa en un territorio que nunca fue suyo y denunciar la explotación ilegal de los recursos naturales y riquezas mineras del pueblo saharaui. España es el Gobierno a quien corresponde recordar en la ONU que el pueblo saharaui tiene derecho a elegir libremente su futuro y exigir seriedad a la misión de Naciones Unidas que se comprometió a organizar un referéndum libre y transparente hace ya más de veinte años.
Claro que, mientras en España el último gobierno de Franco simuló haber transferido la administración del Sáhara Occidental, en Portugal se tomaron medidas para que los siguientes gobiernos no tuviesen con el paso del tiempo la tentación de tergiversar los hechos y hacer la recomposición con la que los Gobiernos de derechas e izquierda en España justifican su dejación de responsabilidades legales con una supuesta neutralidad y equidistancia entre agresor y agredido. La principal, como subaraya Jaume Ferrer Lloret en su espléndido estudio (La aplicación del principio de autodeterminación de los pueblos: Sáhara Occidental y Timor Oriental) es que los padres de la Constitución portuguesa de 1989 incluyeron un recordatorio de los deberes que la ONU establece para las potencias administradoras (no importa que no sigan en el territorio), en el art. 293 párrafo 1º de la misma. Ahí se dice que: “Portugal continúa estando obligado por las responsabilidades que le incumben, de conformidad con el derecho internacional, a promover y garantizar el derecho del pueblo de Timor a la autodeterminación y a la independencia”, en clara referencia al art. 73 de la Carta de la ONU que define los deberes de las potencias administradoras.
El resultado del mantenimiento en España de la gran mentira de los mal llamados Acuerdos de Madrid es que mientras Marruecos no solo tiene voz y voto en Naciones Unidas como Estado miembro e, incluso, como ocurre ahora, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad, la voz que la comunidad internacional reconocería como interlocutor autorizado del pueblo saharaui, se inhibe aferrándose a la existencia de un tratado internacional que no existe en términos legales. La prueba es que, desde hace un año, la Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE) ha estado pidiendo al Gobierno español que demuestre la legalidad de los Acuerdos de Madrid y no ha recibido ninguna respuesta ni del Gobierno de Zapatero ni del de Mariano Rajoy.
Mañana, la APDHE vuelve a la carga pidiendo a las fuerzas políticas de esta nueva etapa legislativa apoyo para que España deje de incumplir el derecho internacional con un pueblo al que por su vecindad y lazos históricos debería mimar con especial esmero. Si Rajoy tomase este camino, la diplomacia saharaui lo tendría más fácil para contrarrestar la ofensiva con que Marruecos y Francia intentan estos días con una actividad diplomática febril, neutralizar el informe de Ban Ki-moon e impedir el cambio que el secretario general recomendó a los miembros del Consejo de Seguridad para que la MINURSO haga lo que hacen los cascos azules en cualquier misión de paz: informar (como mínimo) sobre la situación de los derechos humanos.
Por eso la APDH convoca un acto en la plaza de Neptuno en Madrid mañana a las 12.00. Para quien quiera saber más, pinchando aquí está su campaña y, pinchando aquí, la convocatoria para la iniciativa de mañana. Allí nos vemos, los que os apuntéis.
domingo, 15 de abril de 2012
CIBERGUERRA MARROQUÍ CONTRA ESPAÑA
La web de la página de Sáhara Libre (muy popular en el entorno de la causa saharaui) tal como quedó tras el asalto de los piratas informáticos marroquíes.
Marruecos ha recrudecido su ofensiva contra el ciberespacio prosaharaui. Sus piratas informáticos ya no se contentan con atacar sitios controlados por organizaciones saharauis sino que han pasado al ataque contra webs, blogs y páginas de Facebook de ciudadanos y organizaciones españolas. Los ataques son reivindicados por una organización de piratas informáticos que se autodenomina Los Monárquicos y que cuenta con una página de Facebook donde sus miembros anuncian cada uno de sus asaltos como un éxito patriótico, mostrando las transformaciones que han ocasionado a los sitios de sus víctimas.
Los ataques reivindican la marroquinidad del Sáhara Occidental obviando que el territorio no autónomo sigue pendiente, según la ONU, de decidir su futuro con un referéndum de autodeterminación. En la mayoría de sus objetivos, (en esta página superviviente también se pueden algunos ejemplos de sus fechorías), en lugar de las fotografías de saharauis torturados o apaleados por la policía que divulgan los sitios originales, aparecen manifestaciones de supuestos saharauis favorables a la anexión de la colonia española al reino de Marruecos. Los mapas del Sáhara Occidental, por supuesto, son sustituidos por otros en los que la antigua provincia española forma parte de Marruecos, como si ya se hubiese celebrado el referéndum de autodeterminación de la ONU y la anexión hubiese triunfado legalmente.
En las páginas atacadas, los ciberactivistas suelen colocar el siguiente encabezamiento sobre fondo rojo: “Un mensaje a todos los españoles, debeis saber que no aceptamos que tocais a nuestra patria. Estamos aquí para defender a nuestras tierras, el Sahara es marroquí y lo quedará para siempre. Quedaremos fuertes y unidos contra todas las personas que quieren el mal a nuestro país. La libertad de Ceuta, Melilla y Canarias”. A continuación sustituyen las entradas originales por otras en las que acusan a las asociaciones de amistad del pueblo saharaui de connivencia con “el Gobierno comunista de Argelia” o atribuyen “la explotación de la cuestión de los saharauis” a una estrategia “para garantizar el mayor número de votos en las elecciones para el Partido Popular, maldita sea”.
Muchos de los sitios afectados han preferido cerrar mientras técnicos voluntarios intentaban resolver el desastre. "Ha sido una semana muy dura en las que los piratas marroquíes (es evidente por sus redacciones que no hablan bien español) han atacado sin distinción webs de organizaciones y páginas Facebook personales. Hasta tres y cuatro cada día", relataba uno de los técnicos especialistas voluntarios que ayer intentaba recomponer Sáhara Libre uno de los objetivos alcanzados por los piratas. Al pinchar en esta web, al igual que en otras similares, se leía el siguiente mensaje: "Volvemos enseguida. No podrán con nosotros".
Es evidente que el objetivo de este ciberterrorismo es la solidaridad de la sociedad civil española con la causa del pueblo saharaui a la que se acusa de ser antimarroquí. En un intento por amedrentar a la opinión pública española, los piratas informáticos recurren a una amenaza habitual en el argumentario anexionista alauita que consiste en asociar la reivindicación del Sáhara Occidental con la de Ceuta, Melilla y las islas Canarias que también se reivindican como marroquíes. Para reforzar esta advertencia, Los Monárquicos han dedicado una virulenta ofensiva contra webs de empresas y entidades de Melilla, incluyendo la del Club Melilla Baloncesto.
Puesto que Los Monárquicos atacan en nombre del rey Mohamed VI y piden públicamente a través de su página Facebook la solidaridad de la opinión pública marroquí, no estaría de más que el Gobierno de Mariano Rajoy hiciese alguna gestión en Rabat para que el régimen alauita, que tanto presume ahora de reformismo, demuestre con hechos su respeto a la libertad de expresión. Un Gobierno que asegura haber operado una reforma democrática no puede tolerar estas acciones delincuentes ni por acción, ni por omisión.
Quizás sería mucho pedir que el presidente Rajoy o el rey Juan Carlos le mandase un mensaje a Mohamed VI recordándole que el movimiento prosaharaui actúa en estricta concordancia con el derecho internacional, las resoluciones de la ONU que reconocen el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui y la obligación que España tiene de defender los intereses de los saharauis hasta que Naciones Unidas no de por concluido su proceso de descolonización. Pero, lo mínimo, sería darle un toque al nuevo Gobierno de Benkirane para que les explique a Los Monárquicos que la hostilidad y el pisoteo del derecho a la libre expresión de los españoles, ni tiene nada de patriótico, ni favorece la comprensión y diálogo entre los pueblos.
viernes, 13 de abril de 2012
BAN KI MOON ROMPE EL SILENCIO CÓMPLICE DE LA ONU CON MARRUECOS
Uno de los cascos azules de la MINURSO sigue una explosión de minas realizada por el Frente Polisario en los territorios liberados en respeto a las directrices internacionales contra este armamento. Abajo, el embajador Frank Ruddy, en su despacho en Washington.
Fotos de Ricardo Aznar.
El secretario general de la ONU Ban Ki-moon ha acusado a Marruecos de haber espiado a los cascos azules de la MINURSO (Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental), estacionados en la antigua provincia española. El titular es llamativo pero la auténtica novedad de la información dada en primicia por la agencia británica Reuters, no está en que en la ONU se hayan enterado de una actuación intolerable y escandalosa por parte de uno de sus Estados miembros sino, en que por fin, uno de sus secretarios generales lo haga público y por escrito en un informe dirigido al Consejo de Seguridad en el que Ban Ki-moon también deja constancia de que los invasores marroquíes del territorio no autónomo impiden el libre acceso de la población saharaui al personal de la MINURSO y el despliegue de banderas de Naciones Unidas en los aledaños del recinto onusiano.
La ONU supo del comportamiento inadmisible de Marruecos con los cascos azules de la MINURSO a los pocos meses del despliegue de esta misión que el pasado septiembre cumplió veinte años sin haber avanzado un ápice en sus objetivos (la celebración del referéndum de autodeterminación saharaui). En febrero de 1992 (la MINURSO había desembarcado en el Sáhara en septiembre de 1991), el Informe Pickart ya denunció en EEUU que los cascos azules no tenían libertad para desplazarse sobre terreno en los territorios del Sáhara ocupados por Marruecos: los responsables militares de Rabat les prohibían patrullar ciertas zonas y, quienes habían intentado eludir estas restricciones se habían visto forzados a dar marcha atrás a punta de pistola por los militares marroquíes que habían llegado a embestir con uno de sus vehículos otro que transportaba al personal díscolo de la ONU, para impedirle seguir su camino.
El autor del informe, George Pickart no actuó entonces como el voluntario de una ONG propolisaria sino que había viajado al Sáhara Occidental como enviado del Senado de EEUU, una potencia muy amiga del rey Hassán, II lo que explica que el majzén le hubiese consentido la entrada en el territorio que entonces Marruecos mantenía cerrado a cal y canto a los extranjeros.
El informe en el que Pickart contó cómo miembros norteamericanos de la MINURSO habían sido testigos, e incluso víctimas del comportamiento gamberro de los militares marroquíes, fue motivo de un debate público en el Congreso de EEUU en febrero de 1992 al que tuve el privilegio de asistir (e incluso de reseñar en esta información) junto a otros periodistas, expertos en la cuestión y antenas de varios servicios de inteligencia, incluyendo el español. Vamos, que el informe Pickart apenas fue divulgado por la prensa, pero no fue ningún secreto.
Varios antiguos miembros y responsables de la MINURSO siguieron denunciando en los años que siguieron cómo la ONU consentía las tropelías de Marruecos con su propio personal y, para colmo, hacía lo posible para ocultarlas y blanquearlas. No me voy a alargar recordándolos a todos y, para quien quiera ampliar, aquí va un artículo mío sobre la cuestión, de 2005. No incluía, por ser posteriores a la publicación, las denuncias de Francesco Bastagli, ex Subsecretario General de las Naciones Unidas (aquí las tenéis también).
EL SOSPECHOSO VETO A FRANK RUDDY, UN EMBAJADOR DE EEUU
La ONU sabía muy bien lo que ocurría en el Sáhara Occidental pero optó por el silencio cómplice con Marruecos para evitar al rey Mohamed VI todo peligro de acabar señalado como un desobediente a la comunidad internacional. Como muestra de los contudentes métodos con que en la ONU censuraron toda información negativa para la parte marroquí, baste la polémica que protagonizó el embajador de EEUU Frank Ruddy que, tras permanecer en El Aaiún un año como número dos de la MINURSO, denunció por activa y por pasiva el “comportamiento gangsteril” de las fuerzas de ocupación marroquíes tanto con la población saharaui como los cascos azules. Lo hizo en 1995 en el Congreso de EEUU con un informe que dio la vuelta al mundo y en el que contó cómo los responsables de la MINURSO tenían constancia de que los marroquíes intervenían sus comunicaciones en El Aaiún y habían incluso localizado micrófonos con los que sus anfitriones los espiaban hasta en los mismísimos alojamientos personales.
Frank Ruddy intentó también contar en las propias Naciones Undas cómo Marruecos y no el Polisario, había sido el culpable del fracaso de la MINURSO con sus continuos sabotajes a la organización del referéndum. No lo logró porque el entonces secretario general Boutros Boutros-Ghali (el egipcio gran amigo de Hassán II) le impidió testificar en la Cuarta Comisión dedicada a temas de descolonización. El diplomático se convirtió así (suele decir él mismo con ironía, que “a mucha honra”) en la única persona a la que se había prohibido hablar en esa comisión de la ONU desde hacía 60 años.
¿Por qué entonces ahora Ban Ki-moon ha decidido un cambio de rumbo en una connivencia onusiana de veinte años con el "matonismo" y "política del terror" (son calificativos de Ruddy) marroquí? Todo apunta a que a Ban Ki-Moon le preocupa sinceramente que el ejemplo de la revuelta tuareg liderada en Malí por el Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA) prenda en la frustración reinante en el pueblo saharaui.
lunes, 9 de abril de 2012
LOS TUAREGS DE MALÍ DESAFÍAN A FRANCIA
El ex presidente de Malí Amadou Toumani Touré en un encuentro con Sarkozy, en 2010.
Foto: Ministère des Affaires étrangères et européennes/Frédéric de La Mure.
La junta militar que derrocó el pasado día 22 al presidente electo de Malí, ha cedido ante las presiones de los jefes de Estado de la CEDEAO (la Comunidad Económica de Estados de África Occidental) que exigían a los golpistas una vuelta a la legalidad constitucional. El sábado se anunció un acuerdo-marco por el que los militares golpistas se comprometen a entregar el poder a un Gobierno de transición que dirigirá el presidente del Parlamento, Dioncounda Traoré.
En Bamako, ya no volverá al mando el presidente derrocado Amadou Toumani Touré, que estaba de todas formas a punto de terminar su mandato (la primera vuelta de las elecciones debía celebrarse a finales de este mes). Para facilitar el acuerdo y dar legitimidad a la formación de un gobierno de transición, Toumani Touré también ha accedido a presentar su dimisión formal.
Pese a la devolución del poder a los civiles, la CEDEAO mantiene sus planes para crear una fuerza de intervención africana de 2.000 hombres a la que Francia ya se había comprometido a dar todo su apoyo diplomático, político y logístico al advertir al movimiento tuareg que no se hiciese ilusiones de poder zanjar su problema con una “solución militar”. El MNLA (Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad) acababa de anunciar la liberación de Kidal, Gao y Tombuctú, las tres ciudades del Azawad, su territorio ancestral, y mientras el ministro de Exteriores de Francia, Alain Juppé, animaba a los dirigentes tuaregs a optar por la "solución política", en la ONU sus diplomáticos movían los hilos a favor de la "movilización regional y de la ONU" en contra de la rebelión a la que acusa de estar vinculada y apoyada por las bandas del yihadismo islámico.
El MNLA lo niega y ha contraatacado acusando a Francia de intoxicar a la comunidad internacional. Sin embargo, el asalto al consulado de Argelia en el Gao liberado por una banda incontrolada que el jueves se llevó a punta de pistola al cónsul argelino y otros seis de sus colaboradores (aún en paradero desconocido), podría convertirse en una prueba de que los franceses tienen razón.
El secuestro en Gao fue reivindicado por el Mujao , el misterioso Movimiento Unido por la Yihad en el Oeste de África que asegura tener también en su poder a los tres cooperantes secuestrados en los campamentos del POLISARIO (dicen que piden 30 millones de euros por su libertad). De hecho, la noticia del secuestro en Gao dio de inmediato fuerza a la tesis francesa que sostiene que el MNLA no controla el territorio y ha quedado en minoría frente a los tuaregs islamistas de Ansar Dine y sus aliados yihadistas. La respuesta de los líderes del movimiento ante esta sospecha fue contundente: declarar el viernes la independencia del Azawad con un solemne comunicado con el tono propio de quien se siente el amo sobre el terreno y no teme ni a Ansar Dine, ni a una fuerza de la Cedeao a la que el MNLA ya se ha mostrado dispuesto a combatir.
"Hace falta que la junta militar se aparte y que sea el presidente de la Asamblea nacional maliense u otro quien tome el poder constitucional y que este poder reciba ayuda para frenar el avance de El Aqmi”, habia dicho Juppé el jueves día, 5 identificando la franquicia del Al Qaeda magrebí con los independentistas tuaregs. Su guión parece estarse cumpliendo: los gobiernos de la CEDEAO, que comparten la alarma francesa de que un estado tuareg se convierta en una gran base de operaciones del yihadismo, han anunciado la vuelta a la normalidad en Bamako reafirmando su "apego a la unidad e integridad territorial de Malí" y prometiendo que la organización “empleará todos los medios, incluido el recurso a la fuerza, para asegurar la integridad territorial" del país.
El MNLA no se ha mostrado inquieto ni por esta declaración ni por la nueva advertencia con la que Juppé les ha vuelto a exigir que renuncien a su “declaración de independencia unilateral”. En París ya pueden decir que el regreso al orden constitucional “crea las condiciones para avanzar en la búsqueda de una solución política en el norte de Malí” que sus dirigentes, por el momento, han reaccionado como si lo que ocurra en Bamako, ya no les afectase.
“Tras la independencia del Azawad, comienza la limpieza de los terroristas”, titulaba con euforia una de las webs afines al MNLA en un texto en el que el movimiento anuncia con optimismo que, tras derrotar al Gobierno central y expulsar definitivamente a los antiguos compañeros de Ansar Dine de Tombuctú, el movimiento se lanza ahora al logro de nuevos éxitos: la persecución de las bandas yihadistas a las que se comprometen a erradicar de su territorio.
jueves, 5 de abril de 2012
LOS REBELDES TUAREGS ACUSAN A FRANCE PRESSE DE INTOXICAR A LA COMUNIDAD INTERNACIONAL
No es la primera vez que la agencia de noticias públicas France Presse es acusada en África de actuar de forma partidista en un conflicto, introduciendo informaciones en el flujo mediático internacional (no hay medio que se precie que no esté suscrito a su servicio) para servir de soporte a las acción de la diplomacia gala en su siempre infatigable acción en defensa del mantenimiento de un férreo sistema neocolonial en este continente.
Por ejemplo, el depuesto presidente de Costa de Marfil Laurent Gbabo, ya protagonizó una bronca descomunal con esta agencia a la que su bando acusó de ser una de las piezas clave de la conspiración francesa que logró en la ONU inclinar la balanza del lado de su rival Alassane Ouattara en la disputa por los resultados electorales. Gbabo y Ouattara son tal para cual y ambos han sido acusados por las organizaciones de derechos humanos de terribles atrocidades durante la guerra civil que los enfrentó. Pero mientras Gbabo se convirtió el 5 de diciembre de 2011 en el primer ex jefe de Estado juzgado por la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad, Ouattara gobierna ahora sin que nadie ponga en duda su respetabilidad.
Más recientemente, corresponsalías de AFP fueron el origen de las noticias con las que, especialmente desde Bamako (la capital de Malí) se intentó vincular el secuestro de los tres cooperantes en los campamentos del Frente POLISARIO en el sur de Argelia -los españoles Ainhoa Fernández y Enrique Gonyalons y la italiana Rossella Urru-, con una acción del yihadismo islámico de Al Qaeda. Se trata de una acusación extremadamente dañina para la causa de la liberación de la provincia española invadida ilegalmente por Marruecos y muy favorable para las pretensiones anexionistas de la monarquía alauita, ojito derecho de la diplomacia francesa. El POLISARIO reaccionó contra lo que calificó de “campaña difamatoria" lo que no hubiese bastado para salvar su presunción de inocencia si Al Qaeda no hubiese rechazado públicamente toda implicación con estos secuestros. Todos estaríamos preguntándonos quién fue entonces el culpable de este sabotaje si, 24 horas después del mentís de Al Qaeda, no hubiese aparecido un grupo que se proclama yihadista (el Mujao) del que nada se había sabido hasta entonces y que, dos meses después de la desaparición de los cooperantes, reivindicó así, a través de la AFP, la acción criminal asegurando que había sido su acto de estreno.
Los recortes que la crisis financiera internacional ha impuesto/favorecido en las redacciones periodísticas de todo el mundo han dejado un monopolio de facto a las corresponsalías que la agencia francesa tiene en Malí, como corresponde a las especiales vinculaciones culturales, históricas y económicas entre una madre patria con su antigua colonia. Como mucho, algunos diarios han intentado disimular el ahorro en enviados especiales con apresurados tratos con personal que, por sus propias circunstancias, ya se encontraban en la zona y que, a falta de poder viajar a un escenario situado a más de mil kilómetros de distancia de Bamako, también son muy vulnerables al influjo de los profesionales de mayor autoridad en la zona.
El resultado es que un análisis de las informaciones periodísticas revela que, a la hora de justificar títulos como “la sharía ya gobierna en Tombuctú” o "Al Qaeda lucha con los tuareg", el origen es el mismo: la agencia France Presse citando a un “testigo” o un “vecino” que asegura haber visto cómo los tuaregs aliados con Al Qaeda (los de Ansar Dine), tras la caída de Tombuctú, se apoderaban de la mítica ciudad expulsando al MNLA. Da igual en la prensa francesa (las más autorizada para el caso): Le Figaro, Le Point, Libération o Ouest France titulan con el triunfo yihadista en Malí reproduciendo la misma información. En España el efecto contagio es evidente ya sean los grandes diarios nacionales como Abc o regionales como La Voz de Galicia. El guión del cable de France Presse incluso aletea en los análisis de la agencia británica Reuters que, por cierto, emite su agencia en Dakar (capital de Senegal).
El MNLA, que asegura ser laicista, ha negado rotundamente haber perdido la primacía dentro del movimiento tuareg en Malí. Si de verdad hay alto el fuego (y al MNLA le conviene ahora mismo que lo haya), tendrán ocasión de demostrarlo con visitas guiadas ya que la Declaración de la ONU que les pedía cesar sus hostilidades no les ha instado a que se retiren sino a iniciar un proceso de diálogo con el Gobierno central. Si las noticias dadas por el MNLA son ciertas, habrá que estar muy atentos a que el Ansar Dine, el grupo tuareg surgido súbitamente a mediados de marzo y dirigido por Iyad Ag Ghalyum, un personaje muy dado a siniestros trapicheos políticos y comerciales que prosperan en la región, no intente convertir en realidad las informaciones alarmistas de France Presse.
martes, 3 de abril de 2012
FRANCIA CONTRAATACA EN MALÍ CONTRA LA SECESIÓN TUAREG
Ha sido Francia quien ha convocado el Consejo de Segruidad de las Naciones Unidas para que hoy examine la crisis de Mali y se pronuncie al respecto. La antigua potencia colonizadora ejerce esa autoridad de las antiguas madres patrias para llamar llamar la atención de la comunidad internacional sobre un conflicto sobre el que ha expresado su clara opinión: un rotundo no a la partición de Malí que los tuaregs del Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA) han logrado de facto.
Recientemente ha habido numerosos ejemplos de cómo, cuando se trata de sus antiguas colonias, Francia mueve sus resortes diplomáticos en el Consejo de Seguridad donde haga falta con tal de salvaguardar sus intereses en su patio trasero: si se trata del Sáhara Occidental, tiene capacidad para poner toda la carne en el asador a favor de Marruecos y amenazar con ejercer su derecho de veto de miembro permanente para que no prosperen los movimientos con los que incluso EEUU se ha mostrado partidario de que los cascos azules de la ONU estacionados en la antigua provincia española puedan supervisar las tropelías cometidas por las fuerzas de ocupación marroquí. En este caso, los derechos humanos quedan en un muy segundo plano para Francia frente a la prioridad de sus intereses con Marruecos y la prosperidad de un avance de la francofonía que garantizaría la anexión del Sáhara.
Otro ejemplo reciente fueron las maniobras desplegadas por Francia para desalojar al presidente Laurent Gbabo en Costa de Marfil. Ahí París sí que invocó los resultados electorales que habían favorecido a Alassane Ouattara, la democracia y los derechos humanos hasta lograr impulsar una resolución de la ONU que en un pispás permitió a los cascos azules intervenir arma en ristre para abrirle paso a Ouattara (y no precisamente a golpe de informe) hasta el mismísimo dormitorio del palacio presidencial donde se había refugiado Gbabo y su esposa.
La clave de este súbita preocupación por la legalidad democrática decía el propio Gbabo, no tenía que ver con una cuestión de calidad democrática sino con el sumiso y destacado afrancesamiento de su rival Ouattara mientras él, con su rebeldía y rumbo antifrancés, se había convertido en un elemento incómodo y disonante con la política de la grandeur gala y la Françafrique. Algo de razón debía de tener ya que los informes de Human Right Watch (entre otros) han demostrado que las fuerzas de Ouattara también cometieron unas cuantas barbaridades sin que al Gobierno francés le importase mucho. Es más, ahora, parece que Francia va a tener que sacar de Costa de Marfil a Michel Gbabo, el hijo del ex presidente porque, cómo no serán las condiciones de su detención impuestas por el demócrata Ouattara, que hasta han corrido rumores de que ya está muerto.
Mientras, Outtara es quien preside ahora la CEDEAO (la Comunidad Económica de Estados de África Occidental) que en Dakar celebró ayer una cumbre que ha optado por sancionar a los golpistas de Mali pero, también, ha advertido a la rebelión tuareg que está dispuesta a enviar una fuerza africana de 2.000 hombres a Malí si insisten en consolidar la partición del país. En Dakar estaba el ministro de Exteriores Alain Juppé al que no ha debido parecerle mal la idea de una intervención africana que evita a los occidentales acusaciones de actitudes colonialistas y facilita una intervención tutelada más susceptible de vencer las reticencias que Obama ha mostrado en el caso de Siria, a repetir la jugada que en Libia acabó penosamente con Gadafi. De hecho ello le ha dado a sus diplomáticos la posibilidad de convocar la reunión de la ONU pidiendo apoyo a las decisiones de la CEDEAO.
Habrá que ver también cuál es la postura de Argelia en este asunto. El Gobierno del presidente Abdelaziz Bouteflika se opuso muy decididamente a la intervención en Libia, lo que le costó duras críticas dentro y fuera del país. Pero, en el caso de Malí tiene que maniobrar teniendo en cuenta el riesgo a un posible contagio nacionalista de los rebeldes del Azawad con la minoría tuareg argelina que suma unas 20.000 almas. Por ahora, así como Ouattara ha promovido el embargo y el cierre de las fronteras con Malí (que perjudica a los civiles tuareg más que a los golpistas militares), Argelia no parece haber cambiado de opinión sobre sus anteriores declaraciones a favor de acoger a los huidos malienses que han sumado en su territorio miles de refugiados.
lunes, 2 de abril de 2012
REBELIÓN TUAREG EN MALÍ: ¿UNA PIEZA DE LA OFENSIVA YIHADISTA?
Los tuaregs han anunciado la "liberación" del Azawad el domingo tras caer en su poder Tombuctú y Gao, las dos ciudades junto a Kidal del territorio que consideran su dominio ancestral. Ahora su principal enemigo es una intervención extranjera fundamentada en sus supuestas vinculaciones con las bandas de Al Qaeda y la necesidad de poner freno a la amenaza que supondría para la paz y la estabilidad de todo el Sahel que se consolidase un estado que el yihadismo islamista utilizaría para ampliar sus dominios hasta el África Occidental.
Esos son los argumentos que, por ejemplo, se iban a sopesar hoy en la cumbre que los quince países que integran la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) iban a celebrar en Senegal, aprovechando la presencia en Dakar de los jefes de estado africanos (y la del ministro de Exteriores francés Alain Juppé) con motivo de la ceremonia de investidura del recién elegido presidente Macky Sall. En el aire estaba una posible intervención africana. Pero, ¿son realmente los tuaregs de Malí socios de Al Qaeda?
Los portavoces del Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA) son conscientes de este peligro, mucho más dañino para su causa que ese otro argumento de peso que es el inoportuno precedente que la CEDEAO ve en la creación de un estado tuareg en un entorno que, a diferencia de lo que ocurre con el pueblo saharaui, no puede apoyar sus demandas de autodeterminación en resoluciones de la ONU, un dictamen del Tribunal Internacional de La Haya y el derecho internacional. Por ello, los portavoces del movimiento tuareg se vienen esforzando desde el 17 de enero, fecha oficial del comienzo de la insurrección, (la enésima desde 1963 de la minoría tuareg) en negar toda vinculación con Al Aqmi, la franquicia magrebí de Al Qaeda, y el radicalismo islámico de todo género.
Su campaña intenta neutralizar los argumentos con el que el ahora derrocado presidente Amadou Toumani Touré ya intentó invocar la ayuda internacional con argumentos muy parecidos a los que se suelen utilizar en Rabat para criminalizar al Frente Polisario como un movimiento terrorista penetrado por Al Aqmi, que practica el narcotráfico y el contrabando de armas que alimentan la hidra del terrorismo islámico.
Para apuntalar sus acusaciones, el entonces presidente Toumani Touré, acusó al MNLA de la matanza en enero de casi unos cien militares y civiles a sangre fría en la localidad de Aguelhok, en las proximidades de la frontera con Argelia, que apoyó con la divulgación de las imágenes de una grabación de vídeo que deja patente que las víctimas no murieron de bala sino degolladas, una represalia propia del yihadismo islamista y no de las costumbres guerreras de los tuaregs. Con ello pretendían demostrar en Bamako la adopción por parte de los rebeldes de la crueldad de sus aliados o, como mínimo, que la guerrilla secesionista actuó conjuntamente con bandas de Al Qaeda.
Esta versión gubernamental tenía a su favor que en diciembre uno de los históricos líderes del movimiento tuareg, Iyad ag Aghaly había anunciado su decisión de abandonar el MNLA para crear su propio grupo, el Ansar al Din. Mientras el MNLA se propone crear un estado laico, el Ansar al Din defiende que la independencia tuareg culmine con la implantación de la sharia (ley coránica). Otro detalle que podía hacer creíble esta versión es que los alrededores de Agelhok son considerados como el escondrijo de la banda de Abou Zaid, uno de los emires de Al Aqmi.
Portavoces del MNLA han confirmado que al menos 50 militares del ejército regular murieron en la batalla que siguió al ataque que los tuareg lanzaron contra esta localidad el 24 de enero y que desembocó en una gran victoria estratégica de los rebeldes. Pero, aseguran, los militares murieron en los enfrentamientos por lo que, el único crimen de guerra susceptible de llevar ante un tribunal humanitario sería el de los ametrallamientos efectuados por la aviación maliense contra camiones (medio de transporte habitual en la zona) en los que huyeron hacia las fronteras vecinas unos 200.000 civiles de la etnia tuareg. La versión del MNLA ha sido ratificada (según Al Jazeera) por la población civil de Agelhok que ha confirmado que en los combates del 24 de enero solo murieron soldados y que la matanza a sangre fría de soldados supervivientes y civiles no la cometió el movimiento tuareg sino los milicianos de Al Aqmi que llegaron al pueblo al día siguiente, cuando los rebeldes se habían alejado momentáneamente, antes de volver y plantar definitivamente su bandera.
¿Habrá algún otro misterio en las versiones periodísticas, basadas especialmente en fuentes francesas que aseguran que el domingo el MNLA y Ansar el Din lucharon mano a mano con las bandas de los yihadistas de Al Aqmi?