MAÑANA, jueves día 14 de abril, se pide la nulidad de los mal llamados acuerdos de Madrid, ante el Congreso de los Diputados. Es el arranque de la campaña de la Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE). El objetivo es que España retome sus responsabilidades con el pueblo saharaui, cumpla con el derecho internacional y dé voz a las víctimas de un atropello que dura ya 35 años. Los saharauis necesitan esa voz para librar su batalla pacíficamente en las Naciones Unidas, donde el derecho y las resoluciones están de su parte y donde, sin embargo, ellos tienen que limitarse a rondar por los pasillos porque no son ciudadanos de un Estado soberano sino de un Territorio No Autónomo pendiente de descolonización, administrado de iure por España y ocupado ilegalmente por Marruecos.
La propuesta de la APDHE, de la que ya hablé en la anterior entrega de este diario geopolítico, coincide con un momento especialmente repulsivo de la política exterior española en el que el cerril apoyo al régimen nada democrático de Mohamed VI contrasta con el ardor guerrero del presidente Rodríguez Zapatero a favor de la causa de las "libertades" en Libia. Para que la situación cambiase, haría falta que desde París, Sarkozy le marcase la pauta a su satélite español con un giro copernicano que, de gran puntal de la política expansionista marroquí, le convirtiese en el paladín de la autodeterminación saharaui. Los giros de 180 grados no son imposibles en política, y la brusca conversión del hiperpresidente francés a favor de la oposición a Gadafi lo ha demostrado. Pero, por el momento, no hay que contar con ello en la cuestión del Sáhara. Lo previsible, por lo tanto, es que Trinidad Jiménez siga haciéndole eco a Sarko diciendo que lo que se necesita para el Sáhara es una "solución justa y duradera" que respete la voluntad del que ha sido robado y su ladrón.
Con esta campaña, la APDHE vuelve a la primera línea en la batalla por los derechos del pueblo saharaui retomando ese papel clave que jugó en los años setenta y ochenta en la denuncia de la violación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental y de la nulidad de los acuerdos de Madrid. Un papel que siguió desempeñando, siguiendo la estela de la argumentación jurídica del catedrático de Derecho Julio González Campos, gracias a la combatividad, terquedad y pasión por el Sáhara del que fue su secretario general y desgraciadamente desaparecido, Luis Miguel Alonso.
Ahora la APDHE recoge también el testigo dejado por el abogado Fernández Goberna, al que el destino. a principios de este año, obligó a dejar a medias las acciones que había iniciado para que la ministra Trinidad Jiménez entregase una copia de los supuestos acuerdos de Madrid sabiendo, por supuesto, que lo único que podía entregarle la ministra era un texto de propósitos y buenas intenciones hacia Marruecos y Mauritania, pero no un tratado. Por eso este escrito va por la memoria de dos caballeros españoles (Luis Miguel Alonso y Francisco Fernández Goberna) dispuestos a desafiar a Goliat con la profunda convicción de que la verdad no puede permanecer bajo la alfombra para siempre.
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