Manifestación en Madrid por el Sáhara, en diciembre, tras el regreso de Aminetu
Se acabó el 2009 y Zapatero lo celebró dando por inaugurada la presidencia española de la Unión Europea. Hizo como que no había nada que pudiese empañar ese gran momento mientras él pronunciaba de lo más solemne un discurso en el que dijo que España “afronta este periodo con su mejor entusiasmo, con su mayor vocación europeísta, para defender ante todo los intereses generales de Europa" que, añadió, “son los de España”. Se mostró eufórico porque él ve en la presidencia de la Unión Europea “la oportunidad de demostrar el fortalecimiento del papel internacional de España” que para él no es un futurible sino la conclusion del balance de 2009 un año, que, dijo Zapatero, ha demostrado fehacientemente que “somos más fuertes en el mundo”.
No lo diría por el Sáhara Occidental y el Alakrana, le vino a decir algún periodista aguafiestas en cuanto hubo oportunidad de preguntarle. No, efectivamente, lo de que 2009 ha sido “el de la consolidación de la política exterior española” no lo decía por el Alakrana (seamos realistas, lo de Somalia nos pilla un poco lejos) ni por el Sáhara (que en cambio tenemos a tiro de piedra de la frontera española) sino por haber logrado la participación de España en el G20 y el haber sido invitado al G8. Menos mal que no llegó el inoportuno a sacar a relucir lo de los tomates canarios que han entrado en la factura de pago a Sarkozy por ese bendito taburete pero, aún así, vaya una desdicha la de tener que toparse con tipos que no le tienen ningún respeto a las encrucijadas históricas.
Zapatero le contestó como se merecen los desafectos, reprochándole que es “bastante lamentable” que se intente convertir la pesadilla que Mohamed VI le montó durante un mes, en un ejemplo de lo muy vulnerables que somos a los caprichos de cualquiera, incluyendo un dictador tercermundista. Poco le faltó señalar como un impresentable antipatriota al sujeto. Es lo menos que se puede hacer con los saboteadores que rompen el hechizo de discursos con frases tan redondas como la que sigue: “Tenemos que convertir a Europa en un factor cada vez de más fuerza en el contexto internacional, una Europa que defienda, que extienda los valores de la paz, de la cooperación, del diálogo entre todos los pueblos y naciones”.
Los auténticos patriotas al parecer son los que hacen suya la consigna que se ha impuesto para 2010 en La Moncloa contra la crisis económica y política, la de prohibir el pesimismo, causa principal de que las cosas acaben torciéndose. Y en cuanto al Sáhara, ese guión optimista establece que la crisis Haidar “se ha resuelto bastante bien” y que no hubo remoloneo de Obama ni Sarkozy, como dicen los crispadores. Todo lo contrario, la ayuda recibida para evitar que Aminetu muriese en plenas Navidades en el aeropuerto de Lanzarote ha sido un ejemplo meridiano del “apoyo incondicional” con que miman a España sus socios europeos y atlánticos. Tanto es así que a otra cosa mariposa, como si ya no hubiese problema frente a las Canarias.
Por eso seguramente, el Sáhara ha brillado por su ausencia en la apretada agenda que se ha montado para el semestre de reuniones internacionales (más de 350) y actos (unos 3.000). Que si cumbres multilaterales con Marruecos (y muy especial, dicen), América Latina y Caribe. Que si atar lo de la Unión por el Mediterráneo, que si cumbres bilaterales con Estados Unidos, Rusia, Canadá, Chile, Egipto, Japón, México y Pakistán…Pero del Sáhara nada, como si todo estuviese ya resuelto en esa guerra que hierve a tiro de piedra de España y, por lo tanto, de la Unión Europea, como si no tuviese nada que ver con esa Unión Mediterránea que es como una edición de la Alianza de Civilizaciones de Zapatero pero en versión francesa.
“Lo que pasa”, diría Moratinos o uno de sus diplomáticos de confianza, “es que los que tenéis la manía del Sáhara no os dais cuenta de que en Europa, lo que a vosotros os parece muy importante es un asunto muy secundario”. A él no le van a pillar por desafecto porque ha buscado la forma de dejar corto, en cuanto a optimismo, hasta al propio Diego López Garrido que creyó que podia echarse a dormir después de decir eso de que la presidencia de Zapatero va a ser histórica porque “va a marcar el rumbo de la UE para la próxima década”.
Moratinos, que como Máximo Cajal es un patriota de tomo y lomo, se ha adherido a esta orgía de buenos augurios apuntando muy en alto. Con ese potencial acumulado en 2009, ha dicho sin cortarse, estamos en condiciones en esta presidencia europea nosotros solitos de librar al mundo de una vez por todas del problema palestino. "Quiero trabajar para que en 2010 haya un Estado Palestino que pueda vivir en paz con Israel"… “Nos hace falta, lo necesitamos lo antes posible”, ha dicho muy sentido él sin hacer caso a las ironías de la prensa europea.
Efectivamente, lleva razón en lo de que el Sáhara mejor ni mentallo, porque aunque los intereses generales de Europa sean los de España ello no quiere decir que los de España sean forzosamente los intereses de Europa, especialmente si Sarko y Merkel no están por la labor y no hay manera de que lo estén. Y para Sarkozy y Markel es mucho más urgente resolver el problema palestino que el del Sáhara gracias a la gran necesidad que tiene Zapatero de un taburete en las cumbres de los grandes y, sobre todo, a que los saharauis no sigan el ejemplo de los palestinos o los Al Qaeda para que les escuchen en Bruselas o Washington.
Además, resulta mucho más agradecido cualquier tema que no lleve nuestra impronta, que, no se sabe por qué, siempre es potencial fuente de disgusto para un residente en La Moncloa, sea del signo que sea. Véase el ejemplo que acaba de dar Cuba, un tema muy nuestro y que también interesa a los europeos. Pero no acababa de prometer muy solemne Moratinos que la presidencia española se va a dedicar a tender puentes entre Bruselas y la isla, y ya los Castro le habían dejado en ridículo internacional. Inexplicable, porque a ver a qué viene ese pollo con la expulsion de Yáñez cuando Moratinos el puente se lo había diseñado al regimen cubano a su gusto, olvidándose de las damas de blanco y certificando que ahí, como en Rabat, El Aaiún o Malabo, hay una democratización en permanente e indefinida marcha.
No hay quién lo entienda como no sea que ahora los Castros también se hayan pasado al quintacolumnismo en contra de Zapatero. Lo que sí es comprensible es el enfado morrocotudo de la escritora Zoé Valdés en Cuba, el de Severo Moto, las familia de Saturnino Mbomio Nkono y Juan Ondo Micha en Guinea , y, por supuesto, en el Sáhara, el de Aminetu Haidar y sus siete compañeros de lucha por las libertades que corren el riesgo de ser condenados a muerte por un tribunal de Casablanca.
P.D Por cierto, lo he confirmado, no era una imaginación lo que vi el domingo pasado en el canal 24 horas de Televisión Española: el que andaba con una túnica blanca en el estreno del segundo mandato presidencial en Bolivia de Evo Morales, era Mohamed Abdelaziz, presidente de la RASD. Se le vio muy bien con su bigote y su barbita en lugar de honor junto al príncipe Felipe de España y Evo Morales, pero era tan extraño que en la tele dijesen los nombres de otros altos dignatarios y no el suyo, que pensé que quizás me había equivocado…Es más, parecía como que el problema es que no se lo podían quitar de en medio del encuadre…
1 comentario:
Excelente, Ana. Una política exterior realmente exterior. Cuanto más lejos... La supresión de los viajes a la luna les convierte en rebeldes sin causa. Ramón Mayrata
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