Aminetu Haidar no debe morir así. El rey Mohamed cree que ha encontrado la fórmula mágica para librarse de ella, sabiendo que no va a tirar la toalla: que muera víctima de la huelga de hambre que ella nunca suspendió en estos 21 días de ayuno que ha cumplido para lograr su regreso a El Aaiún. El rey “hermano” de los españoles ha optado por hacer lo posible para que ella siga hasta el final, cerrándole la puerta y provocando su tenacidad y espíritu de lucha. No hay que sorprenderse ni de la arbitrariedad ni de la miopía de un tirano que sólo busca resultados a corto plazo para seguir en el trono y con poderes absolutos. Lo repugnante es que Moratinos haya convertido el malogrado acuerdo para que ella pudiese volver a su casa en un avión español, en la coartada con la que librarse de toda responsabilidad de este asesinato. Su guión está claro como el agua: “hicimos todo lo que estaba en nuestra mano, la culpa de todo, ya lo veis, es de Mojamé”. Toda una invitación a que las plataformas de solidaridad conviertan sus manifestaciones en una resignada espera del fatal desenlace, sin que hayas opciones B.
Recapitulemos. El viernes lo lógico era pensar que al final, el rey Mohamed iba a dejarla volver para, con la complicidad de sus amigos en España, ahogarla en el silencio y la indiferencia (que padecen ahora mismo otros siete activistas saharauis condenados a muerte) o liquidarla privándola de los cuidados sanitarios que requerirá su recuperación. Los martirios nunca convienen a los tiranos como él, hasta el régimen de Franco tenía muy presente este principio y por eso hizo desaparecer a Bassiri cuando se descubrió lo lejos que había llegado con la organización de un partido saharaui que fue el germen del Polisario, con mucho cuidado de que desapareciese su rastro. Pero el rey Mohamed está demasiado preocupado porque Aminetu se convierta en una bomba de efectos devastadores, si regresa al Sáhara ocupado, como para andarse con refinamientos y discreción.
No le importa que la muerte de Aminetu le pueda costar la cabeza a Moratinos, su mejor aliado en España, porque sabe que ya no puede contar con que un nuevo gobierno lo vuelva a nombrar ministro. Tampoco parece temer que su crimen pueda costarle el abnegado seguidismo de Zapatero. Debe de tener alguna carta que le hace sentirse muy seguro de que si Aminetu muere, nada cambiará en la marcha que Zapatero, encandilado por los grandes conocimientos de Moratinos, inició tras el 11-M para entregarle el Sáhara. O, simplemente, sólo está preocupado con la urgencia más inmediata, desactivar la bomba a costa de lo que sea y si es posible para siempre. Luego ya veremos.
Si Aminetu muere, Zapatero tendrá que pagar un alto coste político, mayor que el que le plantea la rebelión de los internautas que ha intentado rápidamente desactivar. Moratinos, como socialista que es, también corre este riesgo, aunque él tiene la gran ventaja sobre Zapatero de ser funcionario. Además siempre puede encontrar algún hueco en las superestructuras de Bruselas, especialmente si cuenta con el apoyo de los que allí mandan de verdad, Francia y Alemania que, en la cuestión del Sáhara ya sabemos de qué pie cojean.
Es fácil imaginar a Moratinos haciendo lo posible porque el jefe no vea que muchos de sus votantes se han acordado estos días del “belicismo” de Aznar en Perejil, porque no pueden soportar la vergüenza de que en la España de la lucha contra la violencia de género, del Zapatero en armas contra la pobreza y demás causas justas, no seamos capaces o no estemos en condiciones de levantar la voz contra un régimen tercermundista para defender la vida de una frágil mujer.
Seguro que Moratinos no se lo cuenta así. Que le insiste mucho a Zapatero en que las plataformas de artistas y propolisarios se nutren de gente que son muy solidarias con Aminetu pero que nunca apoyarían un gesto belicista o que pudiese ponernos al borde de una guerra con nuestro vecinos. Ellos son del buen rollito, les dice, pero nunca hasta el punto de hacer lo que debería hacer España en cumplimiento de sus obligaciones con la ONU y el derecho internacional, plantando a Aminetu en El Aiún escoltada con dos cazas. Apuesta por sacarle partido al frustrado acuerdo de regreso de Haidar: “Ahora les hemos hecho ver (a los simpatizantes de Aminetu) que esto es una locura, que no podemos hacer más”, le dice.
A Mohamed, desde luego, le importa un comino que Zapatero acabe políticamente mal. Cuenta con que si en las próximas elecciones gana el PP de Rajoy (sin dar ni clavo, como dice el chiste de Peridis en El País de hoy), tendrá asegurada la alianza con Gallardón, otro fan de la amistad hispano-marroquí que prospera a costa de sacrificar al pueblo saharaui y, a la larga también, los intereses españoles. Cabría alguna duda con un PP de Esperanza Aguirre, pero los gürteles y las exclusivas sobre redes de espionaje, dirigen sus obuses contra cualquier nuevo intento de la presidenta de Madrid por hacerse con el timón del barco.
Nos podemos imaginar a Mohamed hablando con Moratinos: “No te preocupes Curro, tu échame toda la culpa a mí, sin preocuparte; yo me haré como es lógico el ofendido, y luego ya saldamos cuentas porque nada es gratis. Pero ya sabes dónde está la línea roja: que vuestra opinión pública nunca recuerde que España sigue siendo potencia administradora y, sobre todo, que nunca acabe por entender en qué consiste eso de su obligación, de que esta condición la obliga a defender los intereses del pueblo saharaui incluso con las armas. Eso sí que no.” Y Curro que le contesta: “No te preocupes, lo tenemos todo bajo control para que en las asociaciones sólo se hable de derechos humanos y solidaridad, nunca de obligaciones jurídicas…Tu aguanta el chaparrón, que será muy fuerte, eso seguro. Cuando pase la tormenta, ya moveremos los hilos de los medios afines para recomponer tu imagen y nuestra amistad…”
Mientras Moratinos “negocia” con Mohamed, y Zapatero deshoja la margarita, la vida de Aminetu marcha hacia el borde del precipicio. Creíamos que quizás, mientras saludaba a las cámaras haciendo la V de la victoria con una leve sonrisa (la noche en que creímos todo se resolvía), había celebrado la falsa buena noticia reponiendo fuerzas con un bocadillo. Pero resulta que no, que decidió que sólo iba a volver a comer a su llegada a El Aiún, tras entrar por la puerta de su casa. Así que lo de preparar la maleta, sólo ha servido para mermar sus ya escasas fuerzas.
Hay que ponerse en su lugar para comprender lo que algunos dicen es ciega obstinación, tanto los que lo dicen enrabietados con Aminetu, como los que creen que no debe dejar a los suyos sin ese tesoro que estos días ha acumulado y que en la Suráfrica de la lucha contra el apartheid convirtió a Mandela en el hombre clave de la reconciliación. Por ejemplo, las agencias de noticias españolas, empezando por Efe, al dar la noticia del supuesto acuerdo para su regreso, dieron a la información un curioso título: “Aminetu Haidar abandona la huelga de hambre”. Lo cual, luego hemos sabido, no era verdad, sonaba a derrota y, en cualquier caso, disimulaba la auténtica noticia que era su V de la victoria de camino a casa. Así que ya se debe estar ella imaginando los titulares si, de verdad, tira la toalla sin haber logrado su objetivo. Indignante sí, pero también debe de considerar adonde llevan esos titulares con que en los medios controlados por el PSOE se está machaconamente insistiendo en que el Gobierno no para de darle alternativas pero ella las rechaza, aludiendo a su obcecación, dando a entender que Zapatero está atrapado entre la cabezonería suya y la de Mohamed.
¿Alternativas? ¿Cuáles? Que sepamos todo se limita a lo de la oferta de un pasaporte español o la condición de refugiada (faltaría más, siendo España la potencia administradora del Sáhara). En la práctica es una farsa que condena a Aminetu al túnel sin salida (el de continuar el ayuno para evitar la humillación) porque, no nos olvidemos, eso ya lo tenían pensado en Madrid cuando decidieron convertirse en cómplices de Mohamed y aceptar su expulsión a Lanzarote. Insistir en ello, no sólo es espolear la indignación de Aminetu sino ocultar que la negociación podría ir por otros derroteros y que si no se hace es precisamente por evitar esa línea roja que Mohamed siempre tiene muy presente en sus conversaciones con España.
Si el rey Mohamed quiere matar a Aminetu con la complicidad de Moratinos, sólo hay una vía de salida, exceptuando la de obligarla a alimentarse por una sonda que, curiosamente, algunos expertos médicos se han encargado de divulgar podría ser una iniciativa ilegal. Si es así, que Zapatero no se deje embaucar por Moratinos, sólo le queda evitar la infamia para él y para los españoles, ofreciéndole a Haidar una contrapartida que compense su no retorno a su tierra del que su Gobierno es en buena parte responsable y no sólo por permitir su desembarque no deseado en Lanzarote.
Tendría que ser algún gesto que resulte muy, muy, muy valioso para esa lucha que ella pone por delante de su vida, y que no es tanto el respeto de los derechos humanos sino la autodeterminación de su pueblo. Parece lo mismo y en parte lo es, aunque con un matiz clave de por medio. Tiene que ser en cualquier caso algo importante que le permita volver a comer elevando una nueva V de victoria. Podría ser, por ejemplo (entre otras muchas posibilidades, ella es el cerebro y lo sabrá mejor que nadie), declarar de forma oficial la nulidad de los acuerdos de Madrid para que ni los reyes de Marruecos ni los gobiernos de España puedan seguir jugando al equívoco.
No es mucho pedir porque, al fin y al cabo el enviado de Moratinos Agustín Santos ya lo dijo en su primer encuentro con Haidar el pasado fin de semana, que esos acuerdos no son más que papel mojado.
Lo hizo por lo bajinis y la prensa lo reprodujo. No hubo seguimiento quizás porque, qué mala suerte, la atención mediática quedó desviada por el secuestro de los tres cooperantes españoles en Mauritania. Mohamed hará lo imposible porque se siga por este camino u cualquier otro que halle la solución al embrollo en España. Ni siquiera tolerará que Zapatero haga lo que está incluso dispuesto a hacer con los moriscos de la Edad Media, pedir perdón. Pero los españoles deben de tener claro que Aminetu no debe morir. Por el bien de los saharauis, por el bien de los españoles, que no cunda ningún engaño más.
Una mirada a África como tablero de la geopolítica internacional
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2 comentarios:
Comparto tu punto de vista y se me ocurre que la huelga de hambre podía concluir con un comunicado de estas características o algo parecido. Lo añado para dar ideas
COMUNICADO
El Rey Mohamed VI avergüenza a la comunidad internacional. Quiere consolidar la invasión de mi tierra que iniciara su padre y ahora me impide vivir con mis hijos. Sobre la suerte del pueblo saharaui al que le asisten todas las leyes, el derecho internacional y el sentido común, se extiende un fino velo con muchos valedores en Marruecos y en España. Y me importa lo que ocurre en España porque España sigue siendo la potencia colonial y administradora, dado que la delegación de sus funciones en favor de Marruecos, allá por 1975 fue un disparate político y jurídico, es alegal, no tiene fuerza jurídica y solo bruta. Y mi suerte, la de mi vida, está en manos del pueblo español, porque es España la única responsable de que el Sahara siga siendo el último territorio del mundo, no autónomo, pendiente de descolonizar.
Nada de lo que me ha ocurrido es tolerable. No es tolerable lo que me ha ocurrido en El Aaiún y es intolerable lo acontecido en Lanzarote. A nadie se le puede forzar a realizar una huelga de hambre para que le permitan reunirse con su familia en su tierra. Es inhumano y vandálico.
Lo ocurrido me ha servido para comprender el tejido de intereses y connivencias. Complicidades que persiguen una finalidad imposible, satisfacer la vanidad de Mohamed VI para infligirme dolor, inflingírselo a los míos y a mi pueblo. Una actitud que perjudica a todos, sobre manera al pueblo saharaui, pero también al pueblo marroquí al que se le fuerza a qun sacrificio económico para mantener un imposible jurídico, político y cultural, la anexión de algo que no les pertenece.
Quiero reconsiderar mi huelga de hambre. La doy por finalizada y emplazo al pueblo saharaui y a nuestros amigos de todo el mundo a una acción política internacional, definitiva, para hacer posible lo que es de ley, la conversión del Sahara Occidental en nuevo Estado mediante el ejercicio del derecho de autodeterminación ratificado por sucesivas resoluciones de la ONU.
Por orden e indicaciones expresas suyas, Mohamed VI me ha humillado repetidamente. Le emplazo a que recapacite y le ahorre a su pueblo, el marroquí, un sacrificio que no se merece; y le emplazo, asimismo, a pedirme excusas razonadas y creíbles. A su fuerza bruta le opongo mi determinación y mi corazón. Mohamed VI podrá acabar con mi vida pero no podrá derrotarme.
La determinación de AMINETU y las voces que hablan del "problema" delata la realidad de los que hablan y de los que callan. El Señor Gustavo Arístegui condecorado en Septiembre por Mohamed VI con el galardón real "Wisam" preocupado con toda la razón del mundo por los derechos humanos en Cuba y otras partes de América. Pero en lo tocante a Marruecos éste "Potencial Ministro de Exteriores" visto su posición podría dejar que esta buena señora vuelva a su casa visto su relación personal. Zapatero y Moratinos pierden su tesoro "moral" y El Rey de España y El Príncipe también "Por no Hacer". El presidente Obama y El Señor SarKozy también perderán crédito político y moral. Aunque el Gobierno utilizará a sus funcionarios Médicos Forences,Jueces/as y Policía Judicial para forzar a esta espléndida activista pacífica por la libertad y el legitimo derecho de autodeterminación a TUTELARLA y aislarla en una especie de coma político por "razones humanitarias". La realidad ha quedado esclarecida. YA EXISTE UN ANTES Y UN DESPÚES para muchos políticos... Están desemascarados... ¡ y son muchos !.
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